La Abuela Mina decía que había nacido con el siglo y la recuerdo decir que quería vivir mucho tiempo. Creo que lo ha logrado pues todos la seguimos recordando con gran cariño, hijos, nietos y bis-nietos. Mis recuerdos de los cumpleaños de abuela Mina se remontan hasta tiempos de escuela primaria. Rodeada de todos sus seres queridos: sus hijos, sus 44 nietos y los casados, con sus respectivas esposas y esposos y los bisnietos que tuvo el placer de conocer (alguien me puede ayudar aquí pues no se cuántos habían nacido antes de su muerte, en 1988) ella celebraba su cumpleaños, el 21 de Diciembre en su casa, Todos los años sucedía ma o menos lo mismo. Nosotros, los nietos, pasabamos a jugar al patio de atrás de la casa. Todos estábamos atentos a la llamada de alguno de los tíos o de Auriestela anunciando que los helados estaban listos. Así, nos alineábamos a comer los conos con helados de vainilla, hechos a mano, con las sorbeteras que abuela alquilaba donde Paco Alfaro.
Los adultos socializaban en la antigua sala, que luego se convirtió en la tienda de Guido, en el comedor y el patio intermedio y luego, abuela repartía regalos para cada uno de sus hijos y nietos. A cada uno lo llamaba por su nombre y ella, sentada en una silla, repartía esos recuerdos-con una gran sonrisa y un gran beso para cada uno. Las carcajadas generales cuando llamaban a "Calichito" (el cual tenía mas de 25años), "Francito," "Memito," "Fabito." También estaban "Huguito," "Hernancito" que si eran niños en esos tiempos. Unos nombres se prestaban más que otros para el uso del la terminación "ito", pero eso no detuvo a Abuela con "Ismaelito" "Rolandito," "Mauricito," "Grettelita", "Etelvinita" y yo también: "Alejandrita." Tampoco faltaban a estas reuniones sus hermanos: Franco y María Luisa, Adilia, Zelmira entre otros y sus amigos de Heredia, doña Tila, las Fonseca, doña Eda Negrini y otros vecinos del Barrio del Carmen.
En estas ocaciones, el poder de atender múltiples conversaciones al mismo tiempo, partipando activamente en todas ellas se practicaba continuamente. No había comptencia, esto se hacía con gran naturalidad pues los once hijos de abuela tienen esta facilidad y algunos de nosostros la heredamos y la ejercemos de vez en cuando, para el descontrol absoluto de personas que no nos conocen.
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Famila Chaverri Benavides |
Siempre se podía escuchar algún chisme nuevo, la continuación de alguna telenovela familiar, que podía crecer exponencialmente en hechos o personajes, o un chiste modificado. Esto acontecía todos los años mientras abuela Mina vivió en la casa de Heredia, 100 m al sur, 50 este de la Parroquia. Equidistante de las campanas de ambas iglesias: la Parroquia y la iglesia del Carmen.